
En Tula, Tamaulipas, la temporada de incendios de pastizales no solo se ha encendido—literalmente—por el calor y la sequía.
Según vecinos preocupados, al parecer ahora se le debe agradecer también a las redes sociales por traer el último grito de la moda: un supuesto reto viral que invita a incendiar pastizales. Sí, porque claramente no hay mejor manera de pasar el tiempo que desafiando al sentido común y al medio ambiente.
En lugar de usar las redes sociales para educar o construir comunidad, parece que estas plataformas están patrocinando una olimpiada de comportamientos imprudentes. Desde retos como el del clonazepam hasta el «reto de la ballena azul,» la humanidad sigue demostrando que siempre hay espacio para alcanzar nuevos niveles de irresponsabilidad. Ahora, la competencia es ver quién puede hacer más daño a la flora y fauna local.
Tristemente, esta no sería la primera vez que en la región se vive una tragedia ligada a retos virales. Hace algunos años, el «reto de la ballena azul» dejó marcas dolorosas en Tula, lo que debería ser una señal de alerta. Pero aquí estamos otra vez, viviendo lo que parece ser una secuela no solicitada.
Mientras tanto, los padres, autoridades y vecinos enfrentan un dilema: cómo poner fin a esta situación antes de que las redes sociales conviertan al municipio en un desierto literal. Porque no basta con preocuparse por los incendios naturales; ahora también tenemos que lidiar con la creatividad destructiva.
Quizás sea hora de que las autoridades y las plataformas digitales se tomen en serio esta problemática. Después de todo, los likes no deberían ser una moneda de cambio para actuar sin pensar. Tal vez, solo tal vez, sería más útil viralizar comportamientos que sumen en lugar de quemarlo todo—incluyendo la lógica.